Ellos llegaron el sábado y luego nos fuimos a comer a celebrar el cumpleaños de papá con nuestra familia y amigos. Por la tarde-noche nos fuimos con los abuelos a descansar; ellos estuvieron casi toda la noche jugando con la peque y la verdad es que se divirtieron muchísimo. Valentina aprovecho que el abuelo estaba descansado para echarse encima y despertarlo y que él jugará con ella; la abuela no paraba de hablarle, de cogerla en brazos, de jugar con ella y de darle mucho cariño hasta que se durmió.
El domingo nos fuimos a comer y pasear por el centro de Madrid. Comimos unos ricos bocatas de calamares y Valentina comió una rica papilla de pera que su abuela le trajo. Luego fuimos a la plaza Mayor, a Sol, al Congreso, a la iglesia del Cristo de Medinacelli y a la Caixa Forum para que los abuelos se tomaran fotos con la peque. Luego de una tarde de mucho paseo nos fuimos todos a merendar a una de esas cafeterías para peques. Valentina se divirtió mucho viendo a los otros niños jugar y merendando en compañía de sus abuelos.
Me agrada muchísimo ver como mi peque y sus abuelos disfrutan el uno del otro y de como sus abuelos la ven crecer y hacerse una niña. Yo no tuve la suerte de conocer a mis abuelos y de disfrutar de ellos. Por lo tanto me encanta que ellos pasen tiempo juntos y que esos recuerdos tan bonitos se queden en la memoria de Valentina.
Plaza Mayor. |
Sol. |
cômo os cundiô el dîa!!! ya vveràs cuando valentina empiece a comer buenos bocatas de calamares...
ResponderEliminarla verdad tener a los abuelos cerca es un regalo, mi peke tiene solo a los abuelos del padre pero mantiene mucho contacto por tlf con mi madre.
Los bocatas de calamares están buenísimos, ya me imagino a Valentina comiéndolos...
EliminarQue coincidencia! Valentina también escucha a mi madre por teléfono ya que ella esta en Perú.
Un abrazo!